TDA

Cuando hablamos de trastorno de déficit de atención (TDA) con o sin hiperactividad estamos hablando un síndrome  que afecta entre un 5 % y un 10 % de la población infanto-juvenil, mucho más frecuente en varones.

Se caracterizada por distracción moderada a grave, períodos de atención breve, inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas. Este «trastorno» se identificó primero en la edad infantil. Sin embargo, a medida que mejor se comprendía, se fue reconociendo su carácter crónico, ya que persiste y se manifiesta hasta después de la adolescencia.

El tratamiento psicopedagógico 

de este trastorno pretende la normalización social, para unificar el estableciendo valores como la vida, la identidad, la integridad, la libertad, la salud y el bienestar de las personas y comunidades.

El mejoramiento cognitivo farmacológico

puede favorecer el cumplimiento de deberes y expectativas sociales surgidos a partir de estos valores.
La  etiología fundamentalmente de base genética del TDAH, la prevención primaria, es decir, las acciones encaminadas a que el trastorno no llegue a producirse, no serían factibles.

Sí que podemos actuar sobre algunos factores biológicos no genéticos, como son el consumo de tóxicos durante el embarazo (tabaco y alcohol), recomendando evitar estos tóxicos durante la gestación.

A otro nivel de prevención estaría la detección precoz de este trastorno, prestando
especial atención, sobre todo, a poblaciones de riesgo como son los niños con antecedentes familiares de TDAH, prematuros, con bajo peso al nacimiento, ingesta de tóxicos durante la gestación y con traumatismos craneoencefálicos graves.

La detección precoz 

del trastorno nos ayudará a iniciar cuanto antes el tratamiento adecuado, fundamental para prevenir los problemas asociados (mal rendimiento escolar, dificultades en las relaciones sociales, trastornos de conducta).

En este sentido, es importante tener en cuenta que la mayoría de los niños con TDAH ya manifiestan en la edad preescolar síntomas de hiperactividad e impulsividad, suelen ser más desobedientes, tienen más accidentes, les cuesta prestar atención.

Dado que estos síntomas son propios de la edad, el diagnóstico de un posible 
TDAH en estos niños puede ser difícil y deberá basarse en la intensidad y la persistencia de los síntomas, los problemas de conducta y la repercusión sobre el entorno (familia, escuela, comunidad).

Por lo tanto, el papel de los pediatras de atención primaria y de los profesionales del ámbito educativo es muy importante en la identificación y derivación de estos niños





Sesiones y consultas

Dra. María Teresa Charún
Psicóloga Clínica Educativa
Master en Salud y Bienestar Comunitario 
Universidad Autónoma de Barcelona - España

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