PORQUE LOS NIÑOS MUERDEN

 


NIÑO QUE MUERDE


La mordida de un niño pequeño es un evento que atrae instantáneamente la mirada de los adultos provocando toda clase de comentarios, consejos, interpretaciones e incluso “remedios” para atacar esa conducta, a veces duramente juzgada. Hablamos de una situación que tanto a padres como cuidadores les resulta preocupante.

Según Elda (2010) “Morder es una conducta que algunos niños en edades comprendidas de 1 a 3 años presentan. Existen diferentes razones de porque lo hacen, pero en cualquier caso es necesario enseñarles desde el primer momento las consecuencias que acarrea el morder.”

En el caso de niños de 1 a 3 años como nos dice Elda(2010) las razones son diferentes. A esta edad comienzan a socializar, a relacionarse con sus coetáneos, pero aún no poseen un lenguaje ni tienen las habilidades suficientes para comunicarse. Morder es una manera de conseguir un juguete o llamar la atención. También lo hacen cuando están nerviosos o se sienten frustrados: ante situaciones nuevas, la llegada de un hermanito, el ingreso al jardín de infancia… Otros niños sencillamente muerden por imitación. En la edad preescolar la conducta de morder suele desaparecer. A estas edades los niños ya comienzan a tener habilidades de comunicación que permiten la convivencia con sus compañeros. Un niño que muerde frecuentemente en esta etapa es que puede estar presentando problemas emocionales.




Para poder comprender este problema debemos entender las razones del porque los niños muerden.

Lo primero que hay que hacer es observar cuando y porque está conducta aparece. Cuando un niño muerde siempre debemos transmitirle que la agresión no es aceptada. Debemos intervenir con rapidez, pero con calma y mostrarle nuestra desaprobación. Hay que explicarle que “no se puede hacer daño” mirándole a los ojos.

 Hay que tener en cuenta que hay diversos factores que pueden causar que un niño muerda, sin embargo, es posible prevenir estos incidentes, disminuirlos e incluso erradicarlos. Para ello es necesario partir del conocimiento y comprensión del niño, el ambiente y las interacciones que establece con los demás.(incluyendo los padres y otros niños)




                                                                    el niño que muerde

El niño mordelón

En los primeros años de vida el niño no cuenta con la madurez suficiente para comunicar sus necesidades, regular su comportamiento y expresar sus deseos con palabras; por lo tanto, cuando el niño experimenta emociones intensas como frustración, enojo, ansiedad o miedo, es posible que reaccione de forma impulsiva mordiendo o lastimando a otros.

 como madre o padre debes estar atento a sus necesidades fisiológicas o emocionales para evitar que llegue a sentirse abrumado, desprotegido o estresado. La clave es conocer al niño, brindarle un acompañamiento cercano, ayudarlo a reconocer sus sensaciones y mostrarle alternativas saludables para desahogarse sin lastimar a otros.

El ambiente en donde se desarrolla el niño

Los niños necesitan estabilidad, estructura y rutina, son sensibles a los cambios en su ambiente, cuando hay modificaciones repentinas en su horario, alimentación o sueño pueden sentirse estresados y más aún si los cambios son significativos, como asistir a una estancia por primera vez, la llegada de un hermano o mudarse de casa. Ante situaciones así, el niño puede recurrir ocasionalmente a las mordidas para manifestar su ansiedad.

Hay que considerar también otros factores ambientales que pueden resultar irritantes, por ejemplo: sonidos estridentes, mucha gente o en general exceso de estímulos. Morder quizá sea una forma de decir que necesitan descanso o que alguien está invadiendo su espacio. Recuerda que es importante respetar las necesidades de cada niño, procurar transiciones amorosas y en todo momento brindarles un espacio tranquilo y una presencia confiable.

Las interacciones de los niños y los padres

La presencia de un adulto debe representar seguridad para el niño, por ello en el momento de estar en relación con él evita juegos que impliquen agitarlo, lanzarlo o elevarlo bruscamente ya que podría sentirse indefenso ante estímulos que no puede controlar y por tanto, tratar de protegerse mordiendo.

Asimismo, es importante observar en todo momento las interacciones que se generan entre los niños, algunas veces demasiada proximidad o una convivencia muy intensa puede provocar reacciones de defensa al reclamar el espacio propio y desencadenar una situación en la que morder sea un recurso inmediato.



Cuando el impulso de morder surge en los niños

¿Qué podemos hacer? Descúbrelo poniendo en práctica las siguientes recomendaciones.

Evita las siguientes acciones:

  • .       Lastimarlo.
  • .      Alarmarlo con gritos, regaños y amenazas.
  • .      Ignorarlo o alejarlo de ti.
  • .     Etiquetarlo diciéndole: “eres un niño malo”, “eres grosero”. “te gusta lastimar a los             demás”.
  • .      Excluirlo o aplicar el famoso “tiempo fuera”.

Una recomendación muy importante

CONCLUSION

Nunca debemos responder con la misma acción: morder a un niño que muerde es un gran error.  Porque entonces niño mordelón y padres también mordelones. Y es que cuando son muy pequeños no pueden relacionar el dolor que sienten que causan cuando muerden a los demás. No utilices la violencia ni la humillación para erradicar el comportamiento. Dialoga, háblale con firmeza y coherencia manteniendo siempre la calidad del vínculo afectivo.

“[…] Se puede enfatizar el enseñar a los niños que muerden a desarrollar y utilizar sus habilidades de comunicación expresiva en vez de morder, para que puedan aprender a “usar sus palabras” para comunicar sus sentimientos.” (Marion, 1998, p. 3).

Referencias

https://www.bebesymas.com/autor/elda

https://educacioninicial.mx/infografias/por-que-los-ninos-muerden/

ZERO TO THREE (s.f.). Chew on This: Responding to Toddlers Who Bite. Recuperado de http://main.zerotothree.org/site/PageServer?pagename=ter_key_social_biting&JSevSessionIdr009=4rzxepxog4.app2a#top



Autor

Pedro Vallejo

@mtcharun

Sesiones y consultas

Dra. María Teresa Charún
Psicóloga Clínica Educativa
Máster en Salud y Bienestar Comunitario
Universidad Autónoma de Barcelona - España

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